Al niño viejo. Por sus enseñanzas.
Una máscara vacía, una careta rota,
un pedazo de piel marchita,
pero de kamaleón.
Una gorra de alas cortas, unos lentes de pupilas invidentes,
una melena de niño,
pero de niño al viento.
Puro misterio, pura insensatez,
pura desesperación,
pureza sería lo de menos,
sin esa genialidad.

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